lunes, 18 de octubre de 2010

Perfume II


Hay un tubito de esos de los rollos de fotos que guarda un aroma muy especial. Era verano viajaba a Montevideo en Buquebús, tenía la cámara y un rollo de fotos. Una vez colocado el rollo me quedé con el tubito de plástico negro. Cuando era chica mi mamá guardaba las monedas ahí. Pero yo no tenía monedas, tenía que guardar otra cosa.

Esperé a que el freeshop abriera sus puertas, me acerqué al mostrador de los perfumes y les pregunté a las chicas por algún perfume ‘avainillado’ –término que me sugirió mi amiga Carita que en alguna época fue promotora de fragancias en lugares top como el Patio Bullrich, donde veía cómo mujeres gastaban el equivalente a su sueldo en un minúsculo pote de crema facial–. Y así pasé por unos cuantos aromas hasta que ya no quedaba espacio para portar las muestras en mi piel. Pedí un cartoncito y allí se perpetuó por siempre Kenzo amour. Lo guardé en el tubito del rollo fotográfico para que se concentrara.

Cada vez que necesito oler algo rico, no tengo más que destapar mi tubito: aún hoy conserva el aroma ‘avainillado’ de Kenzo amour.  

4 comentarios:

De Tal Palo dijo...

No conocía la historia del tubito!
Jamás olvidaré verte oliéndolo en un colectivo brasilero, tratando de que te aisle del hecho de que estábamos en medio de la nada, yendo para el lado erróneo. Genia!

Princesa Turquesa dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
AYE dijo...

Yo te copié el método. Ahora, cuando tengo parcial, me perfumo bien antes de salir de casa para que el olor me haga olvidar de todo ese momento feo. Sos muy grossa!

Princesa Turquesa dijo...

Ay, perdón, el otro día me salió mal el comentario y me dio malhumor...Había dicho que qué lindo viajar en Buquebús y que justo hacía un ratito nomás mi ciberamor me había invitado a su casa de Punta del Este (virtual!)