sábado, 4 de octubre de 2008

Felipe y la fábrica de chocolate


Mi nuevo laburo queda a la vuelta de una famosísima marca de chocolates, golosinas y demás productos alimenticios. Esta empresa es la culpable, entre otras cosas, de confeccionar la perfección en un mínimo cuadradito (marroc), unir romanticismo y cursilería sin generar náuseas (dos corazones), sorprender siempre con algún objeto de plástico pedorro (jack), o remontar el peor aliento de provenzal (las famosas refresco).

Además de estas delicias de chocolate, la fábrica tiene barritas de cereal, de proteínas (promocionadas por Omar Borrelli, un tipo supermúsculoso que es la cara del producto), chocolate dietético, caramelos y una gran variedad de opciones para las pascuas.

Había pasado varias veces por ahí pero no fue hasta que un día caminando con mi amiga Ay, ella me hizo ver algo muy gracioso. La fábrica Felfort debe su nombre al que -estimo- habrá sido su mentor: Felipe. Felipe no es otro que Felipe Fort. Pero ahora resulta que Felipe no fue pionero en esto de unir nombres como marca, parece que ya hace mucho tiempo Adi Dassler fundó Adidas, SanCor salió de la conjunción entre Santa Fe y Córdoba, y Mercedes fue la hija del Sr. Benz.

A pesar de que Felipe no haya sido un precursor, para mí sigue siendo el más original. Y no lo digo por el nombre de su fábrica, sino por haber sido el creador del chocolate más rico del mundo: el marroc.