lunes, 28 de junio de 2010

Gracias Diego


Yo le quiero agradecer a Maradona. Le agradezco profundamente el gesto que tuvo con nosotras, las chicas. Acá, en la tele local, no nos tratan muy bien. No solo porque con frecuencia nos exponen como objeto, sino porque no se muestra todo lo que vale la pena.
Un pibe que juega en Colón de Santa Fe, ya de por sí, tiene poca prensa. Y si a eso le sumamos, el puesto y la discreción de su juego, estamos sonadas. Es que en la tele no se suele entrevistar a jugadores de tercera línea. Pero en algunos casos, valdría la pena cambiar. Decíme si una aparición suya por semana no le subiría unos puntitos el rating a cualquier programa de deportes.
Por eso, cuando nadie lo tenía en sus planes, Diego jugó para nuestro equipo, nos tiró un lujo increíble y sin sonrojarse lo llamó. Le dio la oportunidad a él de ir a Sudáfrica y a las mujeres, de verlo seguido.
Y ahí está él, grabando todo con su camarita, sonriendo para nosotras, y aunque no juegue, cada tanto lo enfocan. Aparece entre los suplentes en los entrenamientos, bajándose del micro, sentadito en el banco, acomodándose el rodete, ese que tan lindo le queda, charlando y riéndose con un compañero en el reconocimiento del campo de juego, esparciendo belleza por el estadio.
Gracias Diego. Gracias por ser distinto y convocarlo a Garcé. Gracias por jugar para nosotras.  

jueves, 10 de junio de 2010

Hay algo más allá del aire


Los canales de películas, como Cinecanal, tienen programación hollywoodense cien por cien. Esto no solo implica los films más pochocleros de la industria estadounidense, sino que también abarca el espacio publicitario.
Además de tener el enorme regocijo de mirar a Jude Law interpretando a un editor-padre en Vacaciones –una comedia romántica de las que nos gustan–, en la tanda es casi más difícil hacer zapping o mirar para otro lado. ¿Por qué? Porque aparece él promocionando una cámara de fotos. Porque está más seductor que nunca, porque sonríe plenamente y mira con deseo. Porque Ashton Kutcher compite palmo a palmo con Jude Law en belleza, sensualidad y seducción. 
Pero la joda no termina ahí. Por si fuera poco, en el segundo corte comercial, cuando ya me estaba levantando para ir al baño, aparece otro seductor en escena. Y este es uno de esos maduros infalibles. Él no quiere vendernos una cámara pero le compraríamos lo que sea. En la publicidad habla con dios y le dice que este no es su momento; y claro, George, tenés razón. Queremos seguir viendo el avance de las canas sobre tu cabellera castaña y que nos sigas conquistando con cada personaje que interpretes.
Así como me enamoré del editor londinense, también me capturó el ladrón pícaro e inteligente de La nueva gran estafa y lo mismo me pasó con el chico que se saca fotos en un restorán y sonríe como nadie más puede hacerlo.
Algo que no me sucede con la farándula local porque por más que aparezcan Gonzalo Heredia, Luciano Castro y Nicolás Cabré, que son bien bonitos, no les creo nada. Y bueno, eso suele pasar con los malos actores. 
Por suerte hay algo más allá del aire. Gracias cable, por estos bellos momentos. Son inigualables.