domingo, 11 de abril de 2010

Hasta Villa del Parque


Todo lo que quede en el norte de la Ciudad de Buenos Aires, a mí me suena a alejado. Puedo llegar hasta Palermo, hasta Colegiales, con mucho esfuerzo, hasta Belgrano pero más allá, no. Más allá es casi la frontera norte, es verdaderamente la otra punta. Nuñez, Saavedra, Villa del Parque, Villa Urquiza, Devoto, Parque Chas, barrios raros, chiquitos, tranquilos, poco urbanos, barrios de casas, empedrados y bulevares.
La verdad es que no hubiera ido pero el casco de bicicleta más barato que encontré en mercado libre había que ir a buscarlo a Villa del Parque, o al menos, así lo anunciaba el vendedor. Lo pienso bien porque es un viaje, pero armo todo como para moverme el jueves semi feriado: voy desde el trabajo (en Almagro ya estoy a mitad de camino) y a la vuelta, viajo sentada, tranqui, en el 24 hasta Barracas.
Cuando llego a San Nicolás y Santo Tomé, compro el casquito y el vendedor que supuestamente era de la zona no tenía “ni idea” dónde paraba el 24. Entonces voy hasta la esquina y en Lusito –una de esas heladerías ochentosas, un local enorme lleno de mesas de vidrio color fumé y paredes de espejo, me hizo acordar a la vieja Saverio de San Juan y Catamarca–, le pregunto a la cajera. La señora tenía un ojo desviado, lo que de movida, me puso un poco incómoda, porque en esos casos nunca sé a qué ojo enfocar.
-Disculpáme, ¿sabés dónde parará el 24?
-¿Qué?
(Reformulo porque ese futuro sonó confuso) -¿No sabés dónde queda la parada del 24?
-Ah, acá en la esquina.
(Dudo, mucho) -¿Si?
-¿Vos para dónde vas?
-Para Avellaneda.
-Ah, pero ese va al centro.
-Sí, está bien, pero llega hasta Avellaneda.
-Si vas a Avellaneda te tenés que tomar el 24, no el 124.
(Desisto de un intento de explicación) –Bueno, ¿y dónde me puedo tomar el 24?
-¿El 24? Ah, pero para el 24, te tenés que ir hasta Villa del Parque.
-…
-Hasta Villa del Parque tenés que ir. Sino, te tomás el 124 acá en la esquina, pero ese te lleva al centro.
-¿Y cómo hago para ir a Villa del Parque?
-Para Villa del Parque agarrás esta y caminás hasta Cuenca, son como 7 cuadras, ahí llegás a la Plaza de Villa del Parque y te podés tomar el 24, pasa por Cuenca. Pero preguntá porque a ver si te lo tomás para el otro lado.
-Bueno, igual si me lo tomo para el otro lado, el colectivero me avisará porque el recorrido termina por acá, ¿no?
-No, termina en Villa del Parque.
Antes, nombré los barrios más conocidos del norte de la ciudad, pero además están unos barriecitos que de tan pequeños, solo los conocen en Luisito. Mirando el mapa, veo que pegados a Villa del Parque están Villa Santa Rita y Montecastro, seguramente Luisito queda en alguno de esos, aunque la señora no me quiso develar en cuál.

sábado, 3 de abril de 2010

Me gustan los chicos seductores


No me había dado cuenta, en 26 años, de esta verdad. Pero es así, no hay con qué darle. Un chico pasa desapercibido hasta que me empieza a seducir y ahí se vuelve interesante, atractivo, deseable.

Me gustan los chicos que te miran y con una sonrisa te dicen “Hola, ¿cómo estás?”, mientras posan su mano sobre tu hombro y te hacen un mimo, un mini masaje conquistador.

Me gustan los chicos que parecieran protagonizar escenas cinematográficas. Esos que se sientan solos, sin compañía en la punta de la barra de un bar y se piden un cóctel o una botella de vino para saborearla de a poco. Esos que te miran intesamente de lejos, que tantean la situación desde su banqueta y no se apresuran, esperan el momento oportuno para acercarse y sorprender revelando de golpe toda su confianza, toda su sensualidad, todo su control.

Me gustan esos chicos, no sé porqué, es llamativo, no creo que congenien mucho con mi perfil pero me gustan así.