jueves, 7 de enero de 2010

Caja de herramientas


Las tareas de la casa no son santas de mi devoción. Reconozco que no me gusta limpiar nada: ni barrer, ni pasar el trapo, ni limpiar los baños, ni la cocina. De hecho hay cosas que no hago, y creo que no haré, hasta que logre ser potentada como para poder contratar una empleada de las artes del hogar. Nunca, en estos cuatro años y medio que vivo acá, limpié los vidrios de las ventanas. Jamás. Y reitero: no creo que lo haga algún día. Hay que decir que al ser vidrios antiguos, de esos arrugados, la mugre se camufla, al menos un poco. Pero cuando les da el sol directo no hay nada que hacer, la tierra se ve desde cualquier ángulo.   

Así como no me gusta limpiar, tampoco me gustan los menesteres que insuman mucho trabajo y tiempo en la casa –excepto cocinar-. Me fastidia que se quemen las lamparitas porque nunca logro juntar ganas para cambiarlas, no me animo a hacer agujeros con el taladro por miedo a que se me quiebre toda la pared o que pinche un caño sin querer, me da demasiada pereza hacer la jardinería, y hasta me cuesta encontrar ganas para algo tan simple como clavar un clavo.
Sin embargo, de vez en cuando, hay que arremangarse y ponerse manos a la obra. Es así que hoy decidí hacer la jardinería y saqué una cantidad de yuyos increíble. No conforme con eso, arriesgué y fui por más: me animé con la electricidad. Después del laburo de hoy, creo que ya encontré mi vocación, sin dudas, lo mío son las luces, los cables, la cinta aisladora y la caja de herramientas.
Hasta fui a la ferretería a comprar destornilladores (uno Parker y otro plano porque no todos los tornillos son iguales) y después tuve que volver porque necesitaba cinta aisladora para unir cables. Ahí fue cuando entablé una linda conversación con el ferretero:
-Cinta aisladora y dos lamparitas más de 40, por favor.
-¿Qué te pasó: se te rompieron o te quedaste corta?
-No, no, me quedé corta –canchereé.
-Ah, está bien.
-Y una pinza, no pico de loro, una normal.
-¿Te mudaste?
-No, no. Me faltan herramientas.
-No, digo, quizá... Una pinza universal, ¿así te parece bien? (La saca de la bolsa) Fijate si la podés manejar.
(Abro y cierro la pinza como si estuviera chequeando el cierre de una prenda). –Sí, está bien. Perfecto.
-¿Vos tenés cajas de herramientas? –le pregunto con cierto interés.
-Siiiiií, ahí arriba. Ahora te muestro.
-¡Eeeehh! No, pero son muy grandes.
-Nooo, esas son chicas. Ahora te muestro, vas a ver.
-¿Y cuánto cuesta esa, por ejemplo?
-Ya te digo… Esa te sale 45.
(Me sorprendo porque me resulta muy barato, pero no demuestro nada con mi cara de póker).
(El ferretero busca la escalera, se sube y baja la caja de herramientas, con sorprendente facilidad, como si no pesara ni un gramo).
-Acá tenés un compartimento, y ponés tornillos, clavos. Acá hay otro para lo mismo.
(La abre y la caja sigue vacía, pero tiene un sobre piso que está por levantar)
-Acá ponés las pinzas y las herramientas que vos quieras y –levanta el sobre piso- acá ponés las herramientas más grandes.
-Bueno, buenísimo. Después lo veo. Gracias. Hasta luego.
Camino a casa me reía sola, nunca pensé que el ferretero me iba a mostrar una caja de herramientas vacía, sin utensilios, ¿para qué quiero una caja vacía si no tengo con qué llenarla? Está bien que ahora tengo dos destornilladores, una pinza universal y un rollo de cinta aisladora blanca, pero todo eso no alcanza ni para hacer bulto en el compartimento de los clavos. De todos modos, por algo se empieza, ¿no?     

4 comentarios:

PABLO U dijo...

Jajaja. Qué clara que la tenés. ¿Podrías venir a mi casa estos días?? y colocar unas cortinas, unos cuadritos y unas lámparas?. Así me devuelven las llaves de mi casa (porque me las escondieron por no hacer todas estas tareas) y me puedo ir a ensayar.

GRacias!!

AYE dijo...

Sos grossa, eh.
Siempre quise tener una caja de herramientas en casa... Quién sabe, quizá la pido de regalo para algún cumpleaños.

Besos!

De Tal Palo dijo...

¡Genia! Es lindo poder hacer esas cosas de la casa solita. El otro día usé la agujereadora y me sentí la más capáz del mundo.
Flori ya sabe usar la pico de loro, entre las 3 algo vamos a hacer...

Flori dijo...

claro que por algo se empieza!!!
Yo me siento muy segura manejando mi uncia herramienta, una hermosa pico de loro comprada con el esfuerzo de mi trabajo!
Y si juntamos lo que tiene cada una y armamos una caja de herramientas? la vamos rotando por las casas, como la ven?